lunes, 24 de septiembre de 2007

100 Días de Soledad

Como si de Macondo se tratara, parece que a Vielha hubiera llegado la peste del Olvido. Nuestro método para recodar ha sido este Blog y esperamos que haya servido para algo, como el brebaje de Melquíades. Quizás estas reflexiones son como esos pergaminos que no se pueden descifrar hasta que pasen cien días.
La prosperidad y el desarrollo hace tiempo que llegaron a Vielha, ahora no vamos a discutir quien las trajo, todos hemos contribuido. Tan sólo esperamos que la ciudad y sus pueblos no acaben desolados como le pasó al Macondo del genial García Márquez.
Hemos constatado la soledad con la que han sido castigados los protagonistas del Pacto, no se hacen compañía ni entre ellos, quizás son los remordimientos.
El “alcalde” Buendía se sentía tan solo que ha tenido que contratar a 5 miembros de su lista; si, esos mismos personajes que el pueblo en el libre ejercicio de sus derechos no eligió. Es su manera de estar atado a un árbol imaginario, desamparado en el olvido, esperando su defunción política.
El “Teniente alcalde” una vez finalizada la guerra se dedica a hacer y deshacer pescaditos de oro para no tener que afrontar su futuro incierto.
Estos son dos de los personajes que fueron castigados con la soledad por su incapacidad de amar al pueblo.
Esperando ansioso estos días de felicidad, me despedido con el párrafo final de Cien años de Soledad:

Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.

No hay comentarios: